La Esperanza de los Discapacitados
Algunas empresas ya forman plantillas de teletrabajadores minusválidos
Por Margarita Jiménez
Se estima que en el año 2000 habrá más de un millón
de personas que desarrollarán su actividad laboral en alguna de las múltiples
posibilidades que ofrece el teletrabajo en Europa.
Se habla mucho de
las ventajas de trabajar desde casa, conectados con la sede central gracias a
las nuevas tecnologías. Un cómodo método que además
ahorra costes empresariales. Pero el teletrabajo está aún en sus
albores. Al menos en el entorno europeo. De hecho, hay que desempolvar muchas
bibliotecas para hallar en la legislación española y europea algún
tipo de regulación aplicable a esta nueva forma de relación
laboral.
Pero el teletrabajo sí aporta a la sociedad una
posibilidad clara e inmediata: las nuevas tecnologías permiten la inserción
de los discapacitados físicos en el mercado de trabajo. En un entorno
donde ya no existen diferencias con el resto de la población, porque se
eliminan las barreras físicas, y en el que las empresas se ahorran los
costes adicionales de adaptar el centro de trabajo a las limitaciones de los
minusválidos. No hace falta así que instalen ascensores anchos, baños
especiales o rampas de acceso.
La legislación española
obliga a las empresas con más de 50 empleados a reservar el 2% de su
plantilla a los minusválidos. Pero las dificultades añadidas al
contratarlos hacen que esta imposición legal no se cumpla en la mayor
parte de los casos. Y eso, a pesar de las exenciones fiscales y de la Seguridad
Social que conlleva la contratación de un trabajador discapacitado.
Así,
el paro entre los minusválidos en edad de trabajar alcanza casi el 70%.
Un porcentaje que sitúa a este colectivo en una clara posición de
indefensión y segregación frente al resto de los ciudadanos.
El
teletrabajo, del que ya existen exitosas muestras en España, salva estas
diferencias y permite al discapacitado equipararse laboralmente con el resto de
la población activa.
Es el caso de la empresa Técnicas
Avanzadas de Encuestación (TAE), del Grupo Gallup, especializada en
encuestas telefónicas. TAE acaba de nacer y tiene un objetivo claro:
formar la plantilla de encuestadores sólo con discapacitados que trabajen
desde sus hogares. Les ofrece a cambio un contrato indefinido, con un sueldo
fijo más incentivos. Y les aporta, además de la oportuna formación,
el hardware y el software necesarios para desarrollarlo desde su casa.
Rentabilidad.
La idea es lo suficientemente buena como para ser avalada por la Fundación
ONCE, que, a través del Grupo Fundosa , participa en TAE con el 20% del
capital. Pero como el altruismo no es la base de las relaciones empresariales,
TAE utiliza las ventajas económicas que la contratación de minusválidos
ofrece, al tiempo que rentabiliza la empresa con una importante reducción
de costes.
Manuel Alvarez, consejero delegado de TAE, tiene claras las
ventajas de la contratación de discapacitados y la indiferencia que entraña
el que lo sean o no para realizar las encuestas telefónicas desde el
hogar, porque el trabajo se apoya en un soporte informático. Con ello han
conseguido dos importantes innovaciones respecto a sus competidores: control de
calidad y ahorro de costes, además de la labor social.
El
software que utilizan permite la grabación sonora de todas las encuestas,
que se entregan posteriormente al cliente en un CD-Rom que le permite estudiar
el número de respuestas, su aceptación e, incluso, el acierto o no
del encuestador a la hora de llevarlas a cabo.
Por supuesto, este
control de calidad permite garantizar que se ha realizado el número de
encuestas telefónicas contestadas. Algo muy importante en un sector en el
que el control de calidad es el caballo de batalla. Porque, como reconoce el
consejero delegado de TAE, la encuestación está algo
desprestigiada en España por "la existencia de algún que otro
'pirata' que falsea la cantidad de encuestas realizadas". Por eso, la
innovación de entregar el trabajo grabado en un CD-Rom le parece una
importantísima aportación.
Más barato.
La segunda gran innovación de este sistema específico de TAE
es el abaratamiento de costes, gracias a su peculiar organización del
trabajo. En lugar de centralizar las encuestas en una sede, los
teletrabajadores, desde su domicilio, se reparten por todas las capitales de
provincia. De esta forma, las encuestas telefónicas se realizan mediante
llamadas locales, en lugar de interurbanas, y se ahorra dinero. "Nos
planteamos que teniendo una sede en cada provincia, el ahorro del coste telefónico
sería muy importante. Y si, además, estas sedes no son tales, sino
puestos de trabajo domiciliario, el ahorro se encuentra también en la
adecuación de oficinas y locales", dice Manuel Alvarez.
El
sistema es sencillo: se instala en casa del trabajador un ordenador y una línea
telefónica, con lo que se comunican vía fax/módem con la
central de Madrid. Toda la información se hace, en ambos sentidos, a través
del teléfono y de Internet.
Con este sistema se da trabajo a
minusválidos que no pueden desplazarse al centro de trabajo, o que les
resulta más difícil hacerlo que a otras personas. "Con lo
cual, además del control de calidad que permite nuestro software,
realizamos también una labor social: dar trabajo a personas que no tienen
nada fácil el acceso al mercado laboral", añade Alvarez.
TAE
empezó a operar a mediados de noviembre con nueve trabajadores minusválidos
y tiene previsto ampliar su plantilla a razón de tres personas por mes.
Dentro de un año, serán 67 los trabajadores fijos. Un
teleencuestador en cada capital de provincia, más otros necesarios en las
grandes capitales con mayor población: Madrid, Sevilla, Valencia,
Barcelona y Bilbao.
TAE es la primera empresa que utiliza este sistema
de teletrabajo desde el hogar, localizado en las ciudades y sin sede central. La
empresa da respuesta inmediata al cliente gracias a un sistema informático
específico, sobre todo en el sector de servicios.
Burocracia.
Pero ser el primero tiene también sus problemas. No existe legislación
que contemple el teletrabajo estable e indefinido, desarrollado desde el propio
domicilio. Y esto crea situaciones tan paradójicas como la obligatoriedad
de darse de alta en el Impuesto de Actividades Empresariales en cada capital de
provincia donde haya un teletrabajador. Cada empresa debe llevar también
en cada una de sus 'delegaciones' un libro de visitas y de matriculaciones. En
fin, toda la burocracia impuesta a la sede de cualquier negocio, multiplicada
por todas aquellas ciudades en las que se haya contratado a un teletrabajador.
Además,
como el domicilio del trabajador es, en teoría, también la sede de
la empresa, las dificultades aumentan en lo que se refiere a las cotizaciones a
la Seguridad Social, porque nunca se ha dado una situación similar en la
legislación española. TAE intenta 'rellenar' tales lagunas legales
a base de consultas directas y personales con los responsables de la
Administración. De alguna manera, mientras esperan respuestas o
soluciones a sus consultas, se alegran de que al menos sean vinculantes y
sienten jurisprudencia que resuelva esos problemas de cara al futuro.
Pero
no sólo existe este vacío legal en España. Manuel Alvarez
reconoce que están 'buceando' desesperadamente en la legislación
comunitaria y de otros países europeos para ver si pueden utilizar
elementos comparativos. "La UE elabora directrices muy genéricas que
se han de desarrollar en cada país dentro de su propia legislación.
Por eso no nos sirve nada como referente", explica el responsable de TAE.
Productividad.
Otro de los problemas que plantea el incipiente teletrabajo es el control
de productividad de los empleados en su domicilio. Pero TAE lo tiene resuelto
gracias al ordenador. La máquina registra todos los movimientos del
trabajador: a qué hora empieza, cuándo termina, cuántas
llamadas hace y su duración, cuántos le han colgado, y el
comportamiento en general de los teleencuestadores. El ordenador controla todos
los pasos, hasta los 'tiempos muertos' cuando el trabajador descansa. "Y,
además, graba también su voz, con lo que está más
controlado que si se desplazara a una oficina", explica Alvarez.
Ese
'gran hermano' orwelliano no tiene por qué ser "el enemigo en casa",
aseguran en TAE. Simplemente, el ordenador se utiliza como 'medidor' de ratios
comparativos con los teletrabajadores que operan físicamente en la sede
central de las tres empresas del Grupo Gallup. "No voy a exigirle más
al que está en casa que al que hace el trabajo en la oficina",
indica Manuel Alvarez.
El trabajo es fácil gracias a la formación
que aporta la empresa y al software aplicado. Pero no todos sirven para hacer
encuestas telefónicas. Por eso, TAE se plantea una serie de incentivos añadidos
a la retribución fija a partir de un determinado nivel de productividad.
Telemarketing especial.
Otra forma de teletrabajo para discapacitados que ya lleva tiempo
implantada en España es el telemarketing realizado por empresas como DV
Telemarketing. Pero no por el cometido que cumplen, sino por la forma en que se
ha creado esta empresa
DV Telemarketing es un centro especial de
empleo, creado a través de una asociación del colectivo de
discapacitados, integrada hoy en la Plataforma Representativa Estatal de
Discapacitados Físicos (Predif). Este centro especial tiene la obligación
de emplear a minusválidos. Para ello cuenta con el apoyo económico
de la Consejería de Economía y Empleo de la Comunidad Autónoma
de Madrid.
Tiene 30 empleados con contrato indefinido, todos ellos con
diferentes grados de discapacidad. Sus herramientas de trabajo son las mismas
que en TAE: un teléfono y un ordenador, fundamentalmente.
El
teletrabajo es el futuro más accesible para los discapacitados físicos.
El lugar en el que se rompen todas las barreras y las diferencias. Los centros
especiales de empleo están obligados a crear puestos de trabajo fijos
para discapacitados. A cambio, se reducen considerablemente los gastos de
Seguridad Social y se impone que el proyecto de actividad que se quiera acoger a
esta modalidad sea viable económicamente.
Existe otra
modalidad, en la que, por la variedad de contrato fijada en el Real Decreto
1451/1983 para personas con discapacidad, también se tienen exenciones
fiscales.
Los centros especiales de empleo solicitan al INEM los
perfiles adecuados para sus puestos de trabajo. Y si el organismo público
no encuentra la persona idónea entre los discapacitados registrados, se
permite el contrato a cualquier trabajador.
DV Telemarketing está
gerenciada por Pilar Ramiro , minusválida en silla de ruedas. La empresa
nació hace cinco años y, como centro especial de empleo, lucha en
el competitivo mundo de las ventas por teléfono , en el denominado
'telemarketing', tan implantado ya en España.
Selección compleja.
En la práctica, a la hora de contratar a un minusválido para
cualquier tipo de teletrabajo - desde el hogar, como TAE, o desde una sede
adaptada, como DV Telemarketing - el problema es el mismo que con cualquier otro
trabajador. Se trata de encontrar la persona que mejor se adecúe al
puesto de trabajo.
Donde hay que poner más el acento es en la
complejidad de la selección y formación del empleado. La razón
es que el discapacitado debe ser una persona con buena movilidad de miembros
superiores, buena locución y visión adecuada para la pantalla del
ordenador. Y no es tan fácil encontrar una persona con ese perfil como en
principio pudiera parecer.
En lo que tanto Manuel Alvarez como Pilar
Ramiro están de acuerdo, es en que la productividad de estos trabajadores
es mayor que la media. Están mucho más motivados y sienten un
mayor temor a perder su oportunidad de trabajar.
Usted Debe Saber
1.-Se considera minusválido a quien tenga limitada su movilidad
en al menos un 33%. Cuando la deficiencia supera el 65%, se considera que la
persona requiere la ayuda de otra para sus actividades cotidianas.
2.-Las empresas que contraten a un minusválido tienen derecho a una
subvención de 500.000 pesetas por cada contratado, y a bonificaciones en
las cuotas empresariales a la Seguridad Social. Se incluyen las de enfermedad
profesional y accidente de trabajo, que serán del 90% por cada trabajador
minusválido contratado mayor de 45 años, y del 70% para los
menores de esta edad.
3.-Las empresas pueden solicitar subvenciones
con cargo al INEM, que serán compatibles con los beneficios antes
citados, para la adecuación y adaptación de los puestos de trabajo
al minusválido contratado.
Para más información
TAE Técnicas Avanzadas de Encuestación, S.A.
Princesa,
47-6ª planta
Tlf: 91-542 19 57
Fax: 91- 559 92 73
28008-Madrid
DV Telemarketing
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